Su sorpresa fue que esa fluorescencia podía atravesar materiales como el papel, el cartón, la tela o la madera.
Un día puso la mano delante del dispositivo y se dio cuenta que esa extraña luz, a la que llamo rayos x, le permitía ver las sombras de sus huesos. Había inventado las radiografías.
Desde aquel momento revolucionó la medicina.
En reconocimiento de su trabajo recibió el premio novel de física en 1901.
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